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La Ética Necesaria |
por |
Gustavo Manrique Salas |
Licenciado en Comunicación
Social. Especialista en Comunicación Organizacional. Profesor UCAB. |
En el marco de un Congreso de Comunicación Corporativa realizado en la Universidad Católica Andrés Bello en el año 1993, el Dr. Julio Lander García, un empresario de reconocida trayectoria, reflexionaba en torno al tema ético y su relación con la gestión comunicacional en las empresas. El Doctor Lander expresaba que el Comunicador Corporativo y los procesos de comunicación tenían un impacto decisivo en la vida de las empresas y, apuntaba con detenimiento que "las bases éticas del comunicador corporativo deben ser muy sólidas, para no dejarse atraer y manipular por intereses personales de un grupo de accionistas o empresarios, que deformen las orientaciones corporativas hacia sus beneficios, usando como medio estrategias de comunicación". Por su parte, Italo Pizzolante, el más influyente estratega de las comunicaciones en Venezuela y otros muchos países de América Latina, escribió en un artículo publicado en el Diario El Nacional titulado "La Neocompetencia Terrorista" que "desafortunadamente, frente a la dilusión de valores, vivimos el riesgo de perder referencias morales para competir. La ética empresarial no es una bandera o un afiche bonito que cuelga en cualquier cartelera, ni un asunto clave que debe aparecer en nuestros discursos, la ética deber ser una actitud permanente reflejada en nuestras acciones". La ética determina la rectitud y sentido del comportamiento humano, por lo cual es necesario como comunicadores en todos los ámbitos profesionales, respetar el ejercicio de la profesión, respetar y salvaguardar la dignidad de la persona humana, reconocer el derecho a expresar diferentes puntos de vista y negarse a difundir informaciones que no se basen en hechos comprobables. La autenticidad como valor de los procesos comunicacionales necesariamente se deriva de la propia manera como se ejerce la misma. La comunicación debe fundamentarse siempre en la verdad. Sin embargo, la ética como una interpretación personal de la propia conducta requiere una serie de referencias sobre las cuales orientar las acciones individuales. La deontología como un tratado de deberes determinados por la ética, ofrece una importante referencia sobre nuestras obligaciones en relación con los principios éticos que debemos practicar. Los códigos para el ejercicio de la profesión y la puesta en práctica de los valores universales más allá de la propia consciencia, permiten orientar nuestras acciones sobre bases sólidas, orientadas al bien común. Sin embargo, es cómodo pensar que la referencia anterior "más allá de la propia consciencia" limita la libertad personal. Particularmente, estimo que la libertad personal sólo es efectiva en la medida en que se asuman con claridad los deberes personales versus los derechos de los otros, por lo tanto, sin pretender ser experto en el tema filosófico, me atrevería a decir que la libertad encuentra sus límites en la preservación del derecho de nuestros semejantes. LA ÉTICA COMO SUSTENTO DEL ÉXITO PROFESIONAL Luego de esta breve reflexión sobre ética, es oportuno establecer la importancia del tema con el trabajo diario de los comunicadores sociales, ya sea en el ámbito de los medios de comunicación (Impresos o audiovisuales), corporativo y las nuevas tecnologías, entre otros. Un aspecto relevante en el ejercicio de la comunicación radica en el espíritu de respeto y búsqueda de la verdad, para reflejar con honestidad la información (noticias, acontecimientos, inquietudes...) de cara a una sociedad que merece profesionales conscientes de sus obligaciones. Sobre la base del respeto, transparencia, honestidad y apego a la verdad el profesional de la comunicación fundamenta su credibilidad y reputación, afianzando los valores aceptados universalmente. Este es el más importante activo de cualquier persona dedicada a la comunicación. La objetividad, veracidad, oportunidad y pluralidad son criterios básicos que rigen la actividad comunicacional, consagrando el derecho de la opinión pública o públicos específicos de recibir una información buena y confiable. En este sentido, es una exigencia no omitir información ni calificar la misma, para garantizar la libre interpretación, así como ofrecer el contexto justo sobre el cual debe interpretarse la misma (Actores, antecedentes, temporalidad...). Particularmente en el ámbito de la comunicación corporativa, en un escenario de múltiples alianzas estratégicas y fusiones de empresas, la ética surge como un aspecto fundamental para la viabilidad de estas negociaciones. La empresas exigen cada vez con más intensidad socios en los cuáles confiar, con un comprobable compromiso ético que soporte las relaciones de negocios a largo plazo. En este contexto el comunicador juega un papel fundamental, ya que participa activamente consolidando los procesos comunicacionales tanto internos como externos, que faciliten la integración cultural y de valores, así como afianzar el compromiso con la opinión pública, gobiernos, clientes y consumidores. Sobre esta base se han consolidado las más sólidas alianzas en los sectores financiero, automotor, farmaceútico, consumo masivo y de consultoría, entre otros. En el ámbito de los medios de comunicación social e internet, las alianzas permiten compartir información sobre los acontecimientos en cualquier lugar del planeta. Hoy los procesos de alianzas y adquisiciones entre los medios de comunicación están a la orden del día. El diario El Nacional encarta un suplemento de The Wall Street Journal y Time, El Universal integra en sus páginas el Financial Times y Fortune, es común observar el logo de CNN en el noticiero de Venevisión ó CBS Telenoticias en cualquier otro espacio informativo. En Internet, las comunidades virtuales como Starmedia reciben noticias permanentemente de proveedores internacionales, a través de alianzas comerciales y cada vez es más creciente el número de adquisiciones de empresas en el Cyberespacio. Esta realidad creciente en los medios de comunicación exige congruencia sobre los principios éticos que rigen las operaciones de los actores, para garantizar la credibilidad y confiabilidad de las informaciones generadas sobre la base de un compromiso común y el respeto al público. Como profesionales de la comunicación debemos ofrecer a la gente, siempre, algo en qué creer ante un entorno tan confuso y complejo. Nuestro mayor desafío es "aprender a aprender", reflexionar permanentemente sobre nuestras conductas, errores y vicios para corregirlos oportunamente y fortalecer nuestra posición como profesionales con un robusto compromiso ético. |