La Aldea
Artículos de Opinión
 
 
La Comunicación, la Cultura y las Artes
por
Sandra Galicia
 
Ensayo ganador del Segundo lugar del V CONACOM.
Maracaibo, 1999.
 

En un primer momento, al escuchar o leer sobre cualquiera de estas tres palabras, se puede pensar que la relación y el sentido que cada una de estas guardan entre sí, no es tan estrecha y profunda como verdaderamente lo es.

Tal vez la más importante y evidente de esas relaciones, es el intercambio que cada una de estas palabras guarda con las masas, ya que las tres nacen, viven y sufren modificaciones en la medida que estas lo hagan.

Muestra de este fenómeno son las modas, que varían constantemente en la medida que las masas van generando y exigiendo cambios, cambios que resultan, en un principio, de las manifestaciones que alguno o varios de los integrantes de esa masa en particular o sociedad propongan y cuya aceptación va a estar estrechamente relacionada con la difusión y propagación de esos nuevos valores o conceptos, así como de la idiosincrasia del pueblo en donde se esté dando el proceso, trayendo como consecuencia, que en la medida en que se modifiquen las pautas que se habían preestablecido dentro de esa sociedad, variará la forma de actuar y pensar de cada una de las personas de esa comunidad y por ende la cultura.

Para aclarar este punto, voy a referirme a un fenómeno musical que se presentó en los años 60, como lo fue el grupo británico de Los Beatles. En un principio estos 4 jóvenes decidieron formar un grupo en el que la música que se ofreciera, fuese diferente a lo que convencionalmente se venía dando; al causar un buen y gran impacto dentro de la sociedad británica, se empezó a correr la voz y la publicidad comenzó a aumentar, al punto que los jóvenes normales deseaban ser como ellos, cantar como ellos, vestirse como ellos, en fin convertirse prácticamente en clones de ellos, generándose entonces nuevas formas de pensar, de vestir, etc., y rompiendo con los parámetros tanto musicales, como filosóficos de las sociedades, no solo de la británica, sino de cientos de otras en el mundo.

Retomando el tema, otro aspecto que puede poner en evidencia la relación de estas tres palabras es la comprensión en sí del significado e intercambio entre la comunicación, el arte y la cultura con respecto a las demás. Así tenemos, que el arte es una forma de manifestación humana, en la que se propone las distintas maneras de pensar y actuar no solo de un artista, sino de la persona que interpreta la obra que está percibiendo.

Tanto la creación, como la percepción de esa obra o manifestación va a variar, en la medida en que la proposición de la forma de pensar y actuar varíe en cada individuo, es decir, la cultura con la que cada cual se enfrenta a ese arte.

El impacto que pueda tener sobre las masas, va a depender un poco, del número de individuos que entiendan y acepten esa modificación o innovación dentro de la cultura, así como del beneficio que ese arte aporte para las masas o el gusto que éste genere dentro de las mismas, aspecto que se encuentra sumamente relacionado con la forma en que la comunicación trabaje. En la medida en que se proyecte y promocione esa innovación y que cada uno de los individuos de esa sociedad comente y propague las opiniones sobre esa forma de expresión, ésta podrá tener un mayor nivel de aceptación y conocimiento dentro de una determinada cultura, aunque luego ésta última varíe o no, gracias a la introducción o recuperación de ese nuevo patrón o que por el contrario exija cambios y adaptaciones que permitan que ese arte sea mejor comprendido o aceptado dentro de esa sociedad.

Existen dos buenos ejemplos en la Historia de la Música que nos representan mejor la situación antes planteada:

El primero de estos dos ejemplos nos remonta a Mozart, un niño prodigio, músico desde los 4 años de edad y cuyas glorias musicales durante su vida juvenil, se debieron a los grandes esfuerzos de su padre en promocionarlo, mostrando la habilidades que el niño poseía pero rompiendo también con muchos de los cánones para el momento establecidos, ya que en aquel entonces, tan solo hombres o jóvenes ya de cierta madurez eran los que tenían el acceso a este tipo de arte, a menos que pertenecieran a los coros de castratis. Aunque esto no es lo que hace inmortal a este notable compositor, lo que verdaderamente es para recordar son está primero en las habilidades como comunicador y publicista de su padre y luego, el valor que tuvo el propio Mozart más adelante como compositor para crear nuevas formas y estilos dentro de la música.

El segundo ejemplo, se encuentra relacionado con los dos famosos compositores Claude Debussy y Maurice Ravel. En este caso, tras una situación frustrada de concurso para Ravel, un periodista de la época decidió engalanarlo ante la prensa de París y el escándalo, después de mucho rodar, resultó en la comparación entre la música de Debussy y la de Ravel, en la que este último terminó como copiador de las obras del primero. Ambos rompieron, cada uno en su estilo, con las formas de composición que se venían trabajando hasta el momento. Lo que realmente motivó al conocimiento y difusión de esas nuevas formas fue ese escándalo, pero por encima de ese hecho lo importante es que, como ambos compositores eran admiradores de la cultura Oriental, se logró la introducción de esa cultura en la Occidental.

En ambos ejemplos, la ruptura de patrones preestablecidos se encuentra presente y nos demuestra cómo la comunicación ha logrado difusión de arte y aunque no sea tan evidente como en el caso del ejemplo de la moda, hubo un cambio de cultura, porque las personas cambiaron su forma de pensar frente a un aspecto, en el caso del primer ejemplo y en el caso del segundo ejemplo, no solo se cambiaron esas formas de pensar, sino que además gracias a esa comunicación se logró la propagación de una cultura totalmente nueva, como lo es la Oriental.

En conclusión, se nos presenta un modelo en esquema, en donde la cultura es el centro y movimiento de interacción entre las artes y la comunicación, pero estas dos últimas al mismo tiempo son factores modificadores de la misma. Es así entonces como podemos entender que por muy aisladas que puedan parecer cada una de estas palabras, la relación que guardan entre ellas es realmente profunda y estrecha.