La Aldea
Artículos de Opinión
 
 
El Negocio de la Información
por
Marta Hernández
Colaboración de Mureche Web
 

El Comunicador Social de hoy en día debe poseer un basamento ético muy fuerte para poder enfrentar los cambios de la cotidianidad, y sobre todo, no perder su misión fundamental que debe cumplir como profesional, la de informar honesta e imparcialmente de los acontecimientos o eventos que cubre.

Siendo realistas y pragmáticos, vivimos en un mundo capitalista donde todo se vende al mejor postor, todo es -o es susceptible de ser- cuantificable; la cultura del dinero está muy ligada a los estándares de vida que promete la publicidad y la propaganda dentro de este contexto. Dentro de este sistema, los medios de comunicación social son parte esencial del engranaje (me arriesgaría decir que el sistema se sostiene así mismo gracias a la presencia de los massmedia).

Entonces, continuar con el esquema idealista que hasta ahora se ha venido inculcando dentro de las universidades a los estudiantes de la disciplina, es un error. Continuar creyendo que la visión mágica-maravillosa del ejercicio profesional es la llave para enfrentar la realidad laboral una vez en el medio es, más que iluso, ingenuo. Admito que no se puede pasar de un extremo al otro de la balanza, de una concepción ideal de la profesión a una radiografía del capitalismo voraz. No, hablo de conjugar la parte "rosa" de la formación académica en aras de mantener el espíritu de lucha, la voluntad de cambio y las ganas de cambiar al mundo con ideas nuevas, jóvenes, dinámicas y renovadas, con la cara dura de la realidad que es, entender y hacerle frente al medio como empresa, como negocio de la comunicación más que como servicio público.

Internalizar que un massmedia es un negocio, que es manejado con carácter empresarial (es decir que debe ser lucrativo) dice mucho de los juegos de intereses subyacentes en cada una de estas corporaciones informativas.

Retomo así el planteamiento que inicia este escrito. Si la universidad presenta "cuentas claras" al estudiantado, se pueden usar las deficiencias o realidades estructurales (negativas) para revertirlas en positivo. Con ello se podrían atacar las fallas sobre una base verosímil y el resultado sería más realista, aplicable al día a día profesional.

La academia debe afianzar la formación del estudiante en tres áreas básicas:

  • Un soporte espiritual
  • Un soporte práctico y
  • Un soporte teórico.

El primero se refiere a la fundamentación deontológica, la interrelación y complementación de la comunicación con otras áreas del saber (psicología social, sociología, semiótica, entre otros).

El segundo engloba el conocimiento y uso de las herramientas: internet, equipos de televisión, radio, prensa (simulación en computadoras) por igual, la maximización de los recursos disponibles, la investigación y simulacros del desarrollo laboral (prácticas en la calle para analizar, trabajar, ejemplificar en clases), elaboración de proyectos orientados a solucionar situaciones de los media.

La última área se refiere al basamento teórico de la comunicación como ciencia: análisis de los procesos, importancia de las teorías y relación directa con el contexto histórico-socio-político-económico del país donde se originó. Aquí se incluiría también conceptos básicos financieros o empresariales porque solo teniendo una visión global del medio como empresa se podrían formular propuestas específicas, viables dentro de las estructuras corporativas en beneficio de un buen uso del poder de los massmedia.

Siendo realistas y poco egoístas, el estudiante de comunicación social debe egresar de la universidad con el conocimiento necesario para, partiendo de ser un "recogecable", llegar a ser un directivo o un gerente de medios, que informe, eduque y entretenga a un público de forma honesta, sin degradar a sectores de la población, sin vender mensajes racistas o segregacionistas, sin venderse a las transnacionales.

Debe atender a un consumidor que se forma una visión de la realidad a partir -en gran medida- de los contenidos emanados por los media, pero asimismo debe respetar y dignificar su condición de ser humano, sus tradiciones y su idiosincrasia.